Hoy vamos a hacer unas sencillísimas pero deliciosas pastas de huevo. Todos pueden participar, niños y mayores, dando a la masa la forma que más nos guste, (letras, muñecos, estrellas, nubes, etc). Además de pasarlo bien, si se guardan en lugar seco, se conservan en perfecto estado, y podremos comerlas cuando todo esto pase, que será muy pronto.

Delantal y gorro para los niños. ¿Preparados?
Ingredientes:
– 6 Huevos.
– Medio litro de aceite de oliva. (Se conservan mejor y no se enrancian).
– 400 grs. de azúcar.
– 15 grs. de levadura (Royal u otra).
– Harina, la que pida. Tiene que quedar una masa que sea manejable pero no muy seca, para que tengan mejor sabor y no predomine el de la harina.
– Horno a 180 grados. Con calor por todas partes y sin ventilador.

La elaboración es muy sencilla.
Batimos los huevos con el azúcar, añadimos el aceite sin dejar de batir, y después la harina.
La masa debe quedar manejable pero no seca. Después, para darle forma espolvoreamos sobre la mesa la harina suficiente para que no se pegue y poder trabajarla.
Si se deja reposar un ratito, la levadura actúa mejor y nos saldrán más huequecitas, absorbentes y ligeras.
Para trabajar la masa, tomamos parte de ella y con la mesa impregnada de harina, la extendemos creando una lámina de medio centímetro como máximo, (esto es importante para que no salgan “mazacotes”). Para ello, podemos usar una botella si no tenemos rulo. Para cortarlas, un vaso o cualquier otra forma como molde, untando de harina regularmente para que no se pegue.
Los niños pueden hacer lo que su imaginación les sugiera como si fuese plastilina.
Antes de meter al horno, las pintamos con huevo por un lado y las pasamos por azúcar, esto creará una deliciosa capa caramelizada y crujiente.
Al horno a 180 grados. El tiempo será según sus gustos. A mi me gustan muy tostaditas.

Un año después…

Esta sencilla receta, se publicó durante el primer confinamiento total, y hemos querido conservar el texto tal y como se publico en nuestra web y redes sociales. Ahora que la vacunación parece mostrarnos la luz al final del túnel, seguimos animando a que las hagáis en casa. Nada más sencillo y delicioso para pasar un rato divertido con los niños.

Las pastas de huevo están, como nuestro queso manchego, arraigadas en lo más profundo de la cultura gastronómica de La Mancha.

Para cualquier celebración, bodas, bautizos o lo que fuese, y en fechas como la Navidad, se acudía en familia al horno de la panadería del barrio. El panadero, que elabora su pan durante la noche, aprovechaba el calor de su horno durante el día y cobraba solamente por la harina y la levadura empleada. El resto de los ingredientes los aportaban hermanas y cuñadas, que después repartían equitativamente los dulces elaborados.

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